
Es muy común encontrarse con el mismo problema en México repetidas ocasiones, este crea un caos que hace difícil enmarcar el crecimiento urbano de una ciudad y es que México al ser un país con deficiencias económicas tan marcadas no considera indispensable la inversión pública para hacer un lineamiento de desarrollo de una ciudad. Por ejemplo; los asentamientos irregulares son los que generalmente y desgraciadamente rigen el rumbo de crecimiento de la ciudad, es decir, a pesar que dichos asentamientos no cuenten con los servicios municipales necesarios para poder recibir un desarrollo urbano, la gente se establece en dichos lugares y después demanda a la inversión pública que ejecute los servicios.

Otro ejemplo son las constructoras de vivienda en serie, es decir, buscan un terreno (potrero) que se pueda comprar por hectárea (ranchos), y que a su vez resulten muy económicos (fuera de la ciudad) y proyectan grandes fraccionamientos, a pesar de que no exista ningún plan de desarrollo en ese momento hacia esa parte de la ciudad, entonces la constructora coloca su alumbrado, su alcantarillado y todo los servicios internos necesario para que funcione su fraccionamiento; pero es la inversión pública que al estar ejecutado o vendido todo el fraccionamiento tiene que hacer esas interconexiones que no tenía planeada para su desarrollo y que se vuelve algo urgente de resolver en el momento y a la vez un gran problema a enfrentar.
Existen muchos intereses intermedios y grandes inversiones que se imponen ante el plan de desarrollo previamente creado, pero desgraciadamente la mayoría de las ocasiones solo nos deja el mismo resultado: un crecimiento desordenado y caótico.